jueves, 15 de febrero de 2018

Las campanas



Yo las amo, yo las oigo,
cual oigo el rumor del viento
el murmurar de la fuente 
o el balido del cordero.


Como los pájaros, ellas,
tan pronto asoma en los cielos
el primer rayo del alba,
le saludan con sus ecos.


Y en sus notas, que van prolongándose
por los llanos y los cerros,
hay algo de candoroso,
de apacible y halagüeño.

Si por siempre enmudecieran,
¡qué tristeza en el aire y en el cielo!
¡Qué silencio en la iglesia!
¡Qué extrañeza entre los muertos!